Viaje del Parnaso: 42
Adjunta al Parnaso Pág. 42 de 47 Viaje del Parnaso Miguel de Cervantes Algunos dias esTuve reparandome de tan largo viage, al cabo de los quales sali a ver, y a ser visto, y a recebir parabienes de mis amigos, y malas vistas de mis enemigos, que, puesto que pienso que no tengo ninguno, todavia no me asseguro de la comun suerte. Sucedio pues que, saliendo una mañana del monesterio de Atocha, se llegó a mi un mancebo, al parecer de veinte y quatro años, poco mas o menos, todo limpio, todo asseado, y todo crugiendo gorgaranes, pero con un cuello tan grande y tan almidonado, que crey que, para llevarle, fueran menester los hombros de otro Adlante. Hijos deste cuello eran dos puños chatos, que, començando de las muñecas, subian y trepauan por las canillas del braço arriba, que parecia que yuan a dar assalto a las barbas. No he visto yo yedra tan codiciosa de subir, desde el pie de la muralla, donde se arrima, hasta las almenas, como el ahinco que llevavan estos...
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